lunes, febrero 19, 2007

CRÓNICA 5: La micro, la lluvia

Cuando se ama, se conoce
La Curá de Espanto


La fotografía instantánea que está en mis manos, fue tomada por la cámara regalada por mi amiga; mi amiga y la cámara, la cámara y mi amiga, a veces se confunden. Me muestra esto.

Te fui a buscar, llovía. Estuve esa tarde mirando por la ventana, mirando hacia los cerros, melancólica, desastrada de tu ausencia. Te fui a buscar, no estabas. Corrí despavorida no estabas. Te encontré en la siguiente estación.

Te acerqué entre mis brazos, fuerte contra mi cuerpo. Nos subimos a la micro, de noche por San Joaquín. La micro iba llena, las carnes populares exhalan su propia explotación, la insidia de cada día. Asfixia de los vidrios empañados, sudor y lluvia se funden en la misma humedad en la frente. Los vahos olor a perros mojados.

En medio de esta consternación busco tu mano, urgente, el gentío aprisiona mi volumen, busco urgente tu mano. No te veo, la tomo, la encuentro, no te veo. Me tranquiliza, estoy contigo, tu mano me salva de la podredumbre, esta miseria mía.
El amor de nuestras manos: tengo que cerrar los ojos para contener su situación, me hundo en ella, humedece mis ojos, los cierro, voy a mi pecho, te amo.
Llegamos y te desvisto, estas cansada, tienes hambre, estás feliz. Seco tu cuerpo con el mío. Te cuento, te escucho, te miro, te beso, te bebo, me quedo, me acerco a ti. Estoy contigo, estoy contigo como en la micro, nuestras manos son el testimonio.

Viene a mí lo fatídico: Qué manos? no fue mi mano, fue otra...
Tomo silencio.
Me callo: ¿con quién estuve?, ¿a quién amé?, ¿qué es lo que amo?. Las preguntas ruidosas se presentan, no paran de decirse.
No te cuento, no quiero desarmar el amor.

He creado un lazo contigo.
Sus funciones son:
Ir por el aire dando vueltas, agarrarte por los sobacos cuando estas lejos: a - traerte hacia mí. Te arrastro por el suelo.
Con él te amarro al catre de la cama, quédate quieto que voy a meterte mi textura. Te hostigo.
Con mi lazo te fustigo cuando tus ojos se quitan de los míos, te sorprendo hacia otra parte… te culpo, mi amor es el fundamento.
El lazo tiene muchos metros, amarro tu cintura a un extremo, ahora puedes irte, en el otro extremo estoy yo
Lazo amoroso… no me abandones.

No me abandones. La fotografía insiste

Estoy esperando a que llegues. Me siento en la tarde a esperarte, no llegaste ayer y antes de ayer. Puede que llegues hoy a sacarme de aquí, estoy entre medio de estos extraños. No puedo irme sola. Los extraños me miran con su hostilidad a cuestas. Ven a buscarme, no quiero estar con ellos, sus días son iguales, no puedo dormir su siesta, es amarga su comida, no los conozco, no quiero estar con ellos. Requiero mi filiación. Ven a buscarme, no puedo irme sola, no tengo edad.
Uno a uno se suceden los buses, mi pequeño cuerpo se agita al ver abrir la puerta, desfallece cuando la que baja no eres tú.
Vuelvo, es tarde para mi edad.
Intento dormir en esa casa, con esos extraños.
Me afiebro, me recojo en la cama.
No acudo a los extraños.

Tomé tu mano,
creí conocerla.
No te conozco mi amor,
no importa,
es suficiente con creer que no eres un extraño
Amémonos entonces,
alimentemos nuestra ficción
Haz de quedarte conmigo para sentir tu cuerpo.
Dejaré así el mío, para ir al tuyo.
Tú me haces perder mi falta,
No quiero estar con ella.
Ella que soy yo.

¿Qué se ama cuando se ama?

Toma la micro… en invierno… con lluvia.
Mira hacia fuera, siéntate.
Termina el recorrido y devuélvete.
Anda y vuelve, viaja contigo.
Salte de ti misma, abandona tus lamentaciones.
Encuentra la vida de las cosas, y a la tuya en ellas.
Conoce.


La Curá de Espanto
Nadie se hará cargo de mi falta,
no quiero créditos.

viernes, febrero 02, 2007

EL RECETARIO DEL ESPANTO 3: Desatarse

Desenlazarse las manos.
Del lomo, desabrochar la montura.
Destruir el bozal y morderse a una misma.

Hay espanto en tantos sitios. Lugares amables, no se engañe que ni se dará cuenta cuando esté habitando, orgullosa, alguno. Así se entrampa a su cuerpo…

Mi cuerpo se dobla pensando en desgracias.
Mi cuerpo se desgarra pensando en el que se ama.
El que se ama no está ahí,
Lo que está ahí es el amor,
primer sitio del espanto.

E irá sintiendo cómo usted se afecta. Su vida de pronto se ve tan clara, no deja lugar a dudas, pero la pregunta siempre llega. Se inventará una respuesta que no responde a la pregunta, sino al miedo por la pregunta. Ese es el juego del espanto: un juego de incógnitas xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
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El deber de los afectos. La afección por la aprehensión: fatal. Hay quienes la celebran… Yo le digo querida amiga: fatal, simplemente fatal. Directo a la muerte, celebración del final. Un ejercicio inútil.

Hacerse el amor a una misma y comprender que el amor es una producción musical. Un invento que sale de otros inventos. Un artefacto, como tantos, con fecha para caducar.

Desenlazarse las manos.
Del lomo, desabrochar la montura.
Destruir el bozal y morderse a una misma.
Encarnación!
Encarnación!

En el intento de desear hacerse cosas antes impronunciables, déjeme que la acompañe con El Recetario del Espanto.

LA CURÁ DE ESPANTO
no ataré mi cuerpo