martes, julio 11, 2006

EL RECETARIO DEL ESPANTO 1: Deje su lengua en suspenso

Que cómo se cura el espanto, que cómo se cura el espanto…

Yo le escribiré, con todo mi amor -que es mucho-, el Recetario del Espanto.

Desearías no haberme conocido,
desearás no haberme conocido,
deseas no estar conociéndome
porque no existo, haz visto a la que ya ha dejado de ser mujer.
Así te empezarás a curar el espanto.

Usted quiere saber cómo se cura el espanto. Se curá qué: ¿una herida?, ¿cuál herida? ¿Penetrante? ¿Contusa? ¿Punzante?

Sabrá usted que una herida puede tener muchas formas y gestos, como se encarnan en el cuerpo. Entonces, claro, tiene quien la represente. A veces, cuando me detengo en las mujeres pienso que son una herida, o una forma de herida -he de ser justa, toda la humanidad sufre. Por ahí van ufanas, de a una o de a varias, con sus heridas. Les da de hablar la herida y, al mismo tiempo, les va transformando el cuerpo.

Y bueno usted quiere saber cómo se cura el espanto. Se cura el espanto de qué. ¿Qué le da miedo?¿Qué es para usted el horror? Dígaselo, si total nadie la va a escuchar, se lo prometo.

A mí me daba miedo cruzar el potrero y caerme en un hoyo. Podrirme en el hoyo de a poco, parir gusanos y jugar con mierda. Esperar, esperar y esperar podrirme viva. Que tediosa, que común… que sueño me estoy dando y se pudre, lo que me queda de vida, mientras cierro los ojos.

La carne es lo único que me queda, me he detenido en ella.
Saborea tu carne, deléitate.
(Y ahí, esa otra carne
tan caliente, tan caliente.
Me asusta un poco.
Tanta sangre, tanta sangre …
tan caliente, tan caliente…
Voy a derretirme.
Casi, casi me deshago
entre esas piernas)

En esta habitación donde otras antes que yo han llorado su desgracia, donde a otras antes que yo designaron, ordenaron, anularon, violaron... ¡En este lugar les digo váyanse a la mierda y déjenme sola!

Es en una habitación como esta, que es como tantas, donde se puede curar el espanto. Elija un lugar para curarse el espanto y vuelva a él, envuelvase en él, refriégese en él… Empañe las paredes con su vaho y descascárelas con su lengua… Suspenda su lengua.
Si su lugar es la calle, babee las veredas por donde en el día camina la gente sin saber que es usted la que queda pegada a sus zapatos… Suspenda su lengua.

Mientras tanto, yo le cantaré con mi cuerpo el Recetario del Espanto.

LA CURÁ DE ESPANTO
mi cuerpo, mi lengua

2 comentarios:

Anónimo dijo...

su cuerpo, su lengua

la curá de espanto dijo...

¿Quién escribió esto?
¿Quién?
¿Qué es esto que ha escrito aquí?
Esto que hierve.

La Curá de Espanto