viernes, octubre 13, 2006

CRÓNICA 4: Al servicio médico legal con el sánguche en la mano

Las cosas que criticamos lamentablemente están vivas
No es un delirio feminista
el patriarcado la carne, los huesos,
mi sangre, mis heridas


Taba rico el sánguche, nunca me habían llevado al mol a comerme lo que yo quisiera, costaba caro el sánguche, dos lucas, tenía queso, lechuga, palta, carne y mayonesa y con una cocacola más encima que me la compraron más grande, y también me compraron unas empanadas, es que a mí me gustan todos los quesos, la tía me preguntó si también me gustaba el queso de cabra y yo le dije que sí, caché que a ella le gustaba por eso le dije… pero esa hueá es más mala, e’hediondo ese queso.

Yo no sabía que los sánguches se podían envolver y una se los puede llevar, traté de comérmelo pero es que la guata la tengo apretada, no puedo comer, tengo como una de esas bolas de masa de pan, tengo algo pegao en la guata, y no pude comerme el sánguche, pero me lo envolvieron, la tía fue a que lo hicieran porque me dijeron que después me podía dar hambre. No sabía yo que eso se podía hacer.

Y con el sánguche en la mano nos fuimos.
Toi nerviosa.


Mi mami me había comprado las chapulinas rosadas, son lindas mis chapulinas y el rosado es el color que más me gusta. Corrí, corrí con mis chapulinas porque era tarde y los tíos se iban a ir, no trabajan hasta las siete.
Me saqué la chucha en la esquina doblando por vicuña , me enrredé en los pantalones porque me quedaban largos, donde eran del Fabián, y la pecosa se rió de mi, ni me ayudó a pararme, se rompieron los pantalones me los tuve que doblar pa’ arriba.

Hacia frío, corriendo siento el golpe del viento helado en las canillas.
Tengo que llegar, se me pasó la hora jugando.
Tengo que llegar… ya no quiero volver a mi casa.

Pasé a buscar a la pecosa al colegio, salía a la una ese día, fui donde ella primero para que me acompañara, le conté lo que me había pasado, y lloramos las dos abrazadas en la plaza. No sé qué hacer, porque yo le dije a mi mami, pero ella me dijo que ahí íbamos a ver lo que hacíamos y nunca hizo nada. Me dijo que tenían que llevarme donde un doctor, peeero mi mami.

La tía me mira con pena, me abrazó sí, me dijo que iba a estar bien, que me tienen que llevar para que me revisen.
Yo no quiero me da vergüenza es que tengo los calzones cagaos, se lo dije a ella al oído.
No quiero que me vean, que vean mi pobreza.

Me van a llevar donde un juez mañana. Las tías me dijeron que lo que me había pasado es un delito, que yo no tengo la culpa. Yo sé que no tengo la culpa, pero igual me siento culpable, tengo miedo a que me peguen… y sí me llevan a la casa de nuevo?
pero la tía me dijo que eso no iba a pasar…
pero si no me creen y me devuelven pa’ la casa?,
me tiene nerviosa esa cuestión.
Mejor juego en el computador, la tía me deja jugar esos juegos que hay en Internet, que no cacho una cómo se juegan pero ni importa, pa’ entretenerme.

Yo no creo que mi papi se vaya de la casa porque cuántas veces le ha pegado a mi mami, la ha hechado pa’ fuera lloviendo, ha tenido que ir a dormir a la casa de las vecinas, a nosotros también… ha sido malo con nosotros
Fue tan malo conmigo
Quiero que se muera.

Yo estaba en la casa, y él como no trabaja se pasa todo el día en calzoncillos, tomando, ni se tapa pa’ que nosotras no lo veamos.
Yo llegaba del colegio y salía rajá pa’ la calle, no me gustaba estar ahí con él, mi mami pasa todo el día trabajando. Pero hay días en que me agarra y no puedo salir.
Si es mi papi poh, igual me manda.

Iba saliendo piolita de la casa, pero me cacho saliendo.
Y me dijo… me dijo: pa’honde vai voh!...
me tocaba dormir la siesta con él.

(Puta no me pude escapar)

Me puso encima de su guata,
Taba hediondo con un olor pegao que tiene donde no se baña
Sus manos estaban en mi espalda
Sentía esas manos que me toman entera, son grandes y yo soy chica
Me agarraba, me movía y me empujaba donde él.
Me tiraba el cogote pa’ langüetiarme… es que mi cara no llegaba a la suya
Me decía que me sacara los pantalones.
Sentía la cuestión entre mis piernas,

que pase luego,
que pase luego esta hueá.

Y no estaba curao como dijo en el juzgao.
Maricón, dijo que yo lo quería cagar.

Mi mami trabaja porque no hay pa’ comer en la casa, pero ella igual le compra cerveza a mi papi, todos los días, porque así dice ella él va a dejar de tomar, así no compra vino ni pisco, toma un trago más suave, “de a poco se le va a ir pasando el gusto de andar tomando, vai a ver”.

Con las tías llegamos oscuro a un lugar donde hay un río. Es malo por ahí yo sé porque a mí me han dicho que es malo. Pero les pregunté a las tías si saben correr, por si pasa algo, porque yo me arranco si viene alguien a hacernos cuestiones. Tomamos un auto y la tía le dijo: al servicio médico legal por favor, y el taxista le respondió mirándome con pena por el espejo: claro señorita, yo las llevo.

Llegamos a un edificio en una calle donde está el cementerio, se veía bonito de noche.
Una de las tías andaba con un papel con lo que yo le había contado, se lo mostró a la gente pa’ que no me anduvieran preguntando a mí.

En una de las oficinas había una carabinera. Eso me gustó porque yo cuando grande quiero ser carabinera. Habló con harta gente la tía, y se demoró mucho. Cerraron la puerta de la oficina.

Me revisaron el poto con una luz. Por lo menos una de las tías me acompañó adentro.
Me tuve que sacar igual los calzones.
Salí y la otra tía me estaba esperando.
Le pedí su celular pa’ jugar.
La tía se fue de nuevo a la oficina.
No sé lo que estaban haciendo, llamaban gente.

Son las tres y media de la mañana una galla está en la tele saltando
y regalando plata si llaman por el celular.
Hace frío. Hace mucho frío. Estoy durmiendo en las piernas de la tía.
Quiero que me tomen en brazos.
Quiero que alguien me tome en brazos, me abrigue y me lleve a mi cama.
Quiero estar con mi mami, estoy tan cansada, no puedo caminar del sueñ
o.

Llegaron los pacos. Ellos me tienen que trasladar a una cuestión de carabineros.
Las tías me dejan en la comisaría con gente que no conozco.
Ellas se van a sus casas, yo quería que la tía me llevara, le dije, si total ella me respondió que vivía cerca de donde estábamos, yo le pregunté, pero no me pescó.

No sé quiénes son estas personas
Me tengo que quedar aquí
Pucha y se van las tías,
No quiero quedarme sola, me dan ganas de llorar,
y si me pasa algo, no puedo defenderme,
quién me cuida?!!, quién me cuida?!

Me dejan aquí. Me quedo sola
Me miro una bolsa que ando colgando,

… tengo mi sánguche en la mano.




La curá de espanto
una niña como tú

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ay

Anónimo dijo...

después del impacto, cabe preguntarse ....y qué hacemos con esto compañeras?... y que hacemos por detener esto?... se me apreta la guata y me siento fracasada...

saludos..

Anónimo dijo...

buuuuuu fome

Anónimo dijo...

es lo fome de cachar que el feminismo no debería alcanzar sólo para "liberar" a nosotras las tan bien educadas mujeres universitarias, letradas, superideologizadas y...bueno, tan buenas para mirarnos el ombligo...adherentes de un feminismo encriptado y yermo respecto de la totalidad que nos rodea...a veces pienso que deberíamos saber dar un paso que no sé cómo se da, ni en qué dirección...lo único que tengo claro es que debería alcanzar para más mujeres, más allá de nosotras, chicas y viejas...finalmente asumir nuestra calidad de privilegiadas....

Unknown dijo...

Cuándo cambiaremos todo esto, oh Diosa?

Iskra Pavez Soto dijo...

No por ser universitarias estamos libres de vivir una situación dolorosa, incómoda, abusiva, incontable, que nos avengüence, que nos creamos culpables. El dolor humano, la humillación y el abuso de poder no hacen distinción de clase. ¿Hasta cuándo sigue esta pesadilla de ser objetos?